¿Qué es lo que nos mueve y nos motiva interiormente?

Los VALORES

Este concepto es fundamental para comprender la base del Método Demartini, pues prácticamente todos los ejercicios y reflexiones se basan en este término.

No nos vamos a referir a “valores” en sentido ético o moral, sino en el sentido de lo que es más importante para cada uno. Es decir, las prioridades personales. Aquello a lo que damos importancia en nuestra vida.

Por esta razón, conviene tener muy claro que no existen en el mundo dos personas con los mismos valores, con las mismas prioridades.
Estos valores se crean a través de la percepción de vacío de cada persona; es decir, aquello que percibimos que nos falta en nuestra vida, lo convertimos en lo más importante para nosotros y eso es lo que define nuestro –destino-.

Este proceso se puede visualizar en este sencillo esquema:

Esquema Valores

Nuestra percepción de vacío, o de que algo nos falta, hará que eso en concreto, lo convirtamos en nuestra prioridad y nuestras acciones estarán encaminadas a llenar ese vacío. Por lo tanto, el destino lo creamos nosotros mediante las acciones que son nuestros valores.

La percepción de que algo falta en nuestra vida, es el motor que hace que nos pongamos en movimiento para satisfacer ese vacío. Un vacío no siempre es la falta de trabajo, de dinero, de pareja, etc. Un vacío puede ser una simple preocupación por algo que no marcha bien (la percepción). Por lo tanto, aunque consigamos cumplir el vacío, automáticamente aparecerá otro para satisfacer.

No es posible que el ser humano no tenga ninguna prioridad, porque si no, no tendría motivo para estar en acción, incluso ni para vivir.

Dicho esto, los valores no son inamovibles, sino que irán modificando a lo largo de nuestra vida a medida que van siendo satisfechos.

De la misma manera, dependiendo de los vacíos, existen algunas personas con unos valores muy trascendentales que permanecen durante toda su vida; como por ejemplo, aquellas personas que tienen unos valores sociales muy altos. Aquellas personas que están comprometidas con la mejora de grupos sociales. También pueden ser aquellas personas que tienen unos valores espirituales muy altos y dedican su vida a la entrega espiritual. Estas personas tendrán unos valores principales muy férreos, aunque el resto irá variando a medida que vayan siendo satisfechos.

Grandes vacíos crean grandes obras.

Si leemos las biografías de muchas personas que han resaltado por su creación en el mundo, podemos ver que en su infancia tuvieron muchas privaciones. Por ejemplo, muchas personas que han tenido problemas de salud cuando fueron niños o lo percibieron en sus familias o personas más cercanas, crearon el valor de la curación y fueron grandes médicos, sanadores, terapeutas, grandes deportistas, etc.

Otras personas que percibieron una gran falta de recursos económicos y experimentaron grandes necesidades materiales cuando fueron pequeños, se preocuparon por crear grandes sumas de riqueza en su etapa de adulto.

Algunas personas que percibieron falta de amor en su infancia, pudieron llegar a ser personas muy amorosas en su madurez. Etc.

Es importante ver cuales fueron nuestros grandes vacíos para entender cuáles son nuestros valores más altos.

No existen valores mejores que otros ni verdaderos o falsos o correctos e incorrectos. Son simplemente percepciones de vacío.

 

ÁREAS DE LA VIDA

Todos los seres humanos tenemos 7 áreas en nuestra vida, las cuales son: Profesional, Mental, Espiritual, Físico, Social, Financiera y Familiar.

Todos y cada uno de nosotros tendrá dispuestas estas áreas según su escala de valores y, aun así, cada persona percibirá cada área de la vida de forma distinta.

Por ejemplo, mientras que para una persona el área familiar estará dispuesta por su propia familia, (su mujer/marido, y sus hijos), para otra que está soltera, su área familiar estará dispuesta por su padre, madre, hermanos, tíos, abuelos, etc. o incluso amigos cercanos que cumplan ese rol. (En el área familiar se da una dinámica muy interesante para evaluar y comprender, de la cual, hablaremos más adelante)

 

DINÁMICA DE LOS VALORES EN NUESTRAS RELACIONES.

Volviendo al principio, vemos que cada uno de nosotros tiene su propia percepción de vacío, que hace que convierta en lo más importante de su vida aquello que percibe que le falta.

Las acciones que acometemos para cubrir ese vacío es lo que determinará nuestro destino. Todas aquellas personas que apoyen lo que es importante para nosotros y valoren nuestras prioridades, las etiquetaremos como positivas, buenas y tendremos el deseo de estar a su lado siempre.

Sin embargo, aquellas personas que no apoyen nuestros valores, sino que los desafíen de alguna manera, los etiquetaremos como negativos, malas personas y tendremos el deseo de eliminarlas de nuestra vida.

Por lo tanto, viviremos bajo la atracción y la repulsión, sintiéndonos atraídos hacia aquellas personas que apoyan nuestros valores y juzgando y rechazando a aquellas personas que los desafían.

En realidad, no existen valores buenos o malos, positivos o negativos, correctos o incorrectos, ya que éstos, están determinados por la percepción de vacío, y esta percepción es única y personal.

En el universo existe una dualidad permanente y lo que para ti es correcto y beneficioso, para otra persona puede ser incorrecto y perjudicial. Ahí está el maravilloso equilibrio universal. Todo es neutro, somos nosotros, los humanos, los que etiquetamos y juzgamos como positivo o negativo en función de nuestros propios valores y prioridades.

Por lo general, las personas “creen” saber cuáles son sus valores principales, pero en algunas ocasiones, se observan algunas incoherencias en sus actos, entre lo que dicen y lo que hacen. En ese caso, sus verdaderos valores son los que dictan sus acciones.

Haciendo alusión al gran maestro y líder John Demartini: “Para conocer a una persona observa sus acciones, pues ahí es donde están sus verdaderos valores.”

Inconscientemente vamos adquiriendo como propios los valores de aquellas personas que admiramos porque las consideramos como “mejores” que nosotros, como por ejemplo, los padres, parejas, profesores, jefes, amigos, etc. creyendo que sus valores son los correctos y los nuestros son incorrectos. En estos casos, tratamos de vivir en los valores de los demás, ocultando nuestras verdaderas prioridades con el objetivo de ser amados y valorados por las personas a las que admiramos. Con esta dinámica, se produce un sentimiento de vacío junto con la percepción de ser inapropiado en la sociedad que lleva a la frustración y al desasosiego. Se produce la lucha entre “qué quiero hacer y qué debo hacer.” Esa, es la gran señal de que estamos viviendo fuera de nuestros valores: cuando existe la expresión en nuestro lenguaje: “tendría que…” o “debería…”

Sin embargo, cuando en nuestro lenguaje aparece la expresión “Me gusta…”, “quiero…” o “deseo…” Es una señal de que estamos alineados con nuestros verdaderos valores. Ahí se encuentra la verdadera felicidad, en la alineación con nuestros verdaderos valores.

Cuando nos sentimos orgullosos de nosotros mismos por algo que hemos hecho o no hecho, etiquetamos nuestros valores como “correctos” y tratamos de proyectar nuestros valores en los demás.
Cuando nos subestimamos, adoptamos los valores de los demás en nuestro sistema de valores, creyendo que los de ellos son los correctos y los nuestros son “incorrectos”.
Este tipo de relaciones conllevan resentimiento para nosotros y para los demás.

Es fundamental conocer cuáles son nuestros verdaderos valores y prioridades para vivir en consonancia con nosotros y con nuestras relaciones.

 

¿CÓMO PUEDO SABER CUÁLES SON MIS VERDADEROS VALORES?

Existen una serie de preguntas que nos ayudarán a conocer cuáles son nuestros verdaderos valores.

Algunas de estas preguntas son:

  • ¿Qué es lo que llena tu espacio (hogar, oficina, lugar de trabajo, etc.)?
  • ¿A qué dedicas tu tiempo?
  • ¿A qué dedicas tu energía?
  • ¿En qué gastas tu dinero?
  • ¿Dónde eres más organizado?
  • ¿Dónde eres más disciplinado?

Responde honestamente a estas preguntas y observa cuáles son las respuestas que más se repiten. Ahí están tus verdaderas prioridades, tus valores.

Con éstas respuestas verás que tu tiempo, energía y dinero van destinados a lo que reamente te importa: a tus valores.

No te importará invertir toda la energía, tiempo y dinero que sea necesario para satisfacer tus verdaderos valores, así como expresar la máxima disciplina y organización. Ahí está tu verdadera motivación, el motor de tu vida.

Puedes hacer este ejercicio tantas veces como desees porque te vas a dar cuenta que estas prioridades irán cambiando a medida que vayas fluyendo y tomando decisiones en tu vida.

Es sabio y conveniente tomar decisiones en base a esta escala de valores única y personal, porque lo contrario, llevaría a la frustración y al resentimiento.

 

COMUNICACIÓN EN BASE A NUESTROS VALORES.

Uno de los mayores problemas de la comunicación del ser humano, es que hablamos y actuamos desde nuestros valores sin tener en cuenta los valores de los demás y lo que es más importante, esperando a que los demás actúen según nuestra propia escala de valores, lo cual, es totalmente imposible; todos y cada uno de los seres humanos tenemos una jerarquía de valores única y personal.

Cuando esto da lugar, es decir; las personas actúan en su propia escala de valores y no en la nuestra, nos resentimos con ellas, porque pensamos que lo que nosotros hacemos es lo mejor y lo correcto. En realidad, no hay nadie que actúe fuera de sus propios valores personales, ya sea consciente o inconscientemente.

De la misma manera, deseamos que las personas nos expresen su amor en nuestra escala de valores, lo cual es una fantasía, ya que, las personas expresan amor en sus propios valores, no en los nuestros.

 

EL LLAMADO UNIVERSAL O PROPÓSITO DE VIDA.

Venimos al mundo con grandes vacíos para crear grandes obras. Sólo hay que estar atentos para ver cuáles son nuestros verdaderos vacíos porque ahí están nuestros verdaderos valores. Si vivimos alineados a nuestros valores, viviremos alineados con nuestro propósito de vida, con nuestra misión o llamado universal.

La verdadera “felicidad” es vivir alineado a nuestros valores, con nuestro propósito de vida. Cuando estamos alineados con nuestro propósito, seremos capaces de asumir todo el apoyo y el desafío que nos ponga delante el universo, porque en ese caso, estaremos centrados y equilibrados en el aprendizaje hasta completar el camino hacia la consecución de nuestra misión aquí en la tierra.
No estamos aquí para ser felices, hemos venido para completar una misión en el universo y éste se manifestará en nuestros vacíos, en nuestros valores.

Merece la pena descubrir cuáles son nuestras verdaderas prioridades, nuestros verdaderos talentos, pues ahí es donde está la verdadera esencia.

Nadie es mejor ni peor que nadie, sólo hay valores diferentes.

Vivimos en un universo perfecto y todos y cada uno de nosotros tiene su lugar en él.

Encuentra tus vacíos y tu lugar en el mundo y vive alineado con tu propósito de vida; esa es la felicidad.

Inspiración, amor y gratitud
Ana María Jiménez.

Publicado en: enero 21st, 2021 / Categoria: Blog /