En algún momento de nuestra vida, hemos podido escuchar que tenemos que “vibrar alto”.
De hecho, si estás leyendo este artículo, posiblemente, lo habrás podido pronunciar totalmente convencido/a de su significado. Sin embargo, ¿En realidad sabemos que es -vibrar alto-? ¿Amamos incondicionalmente a nuestro prójimo? ¿Conocemos el significado de “amar incondicionalmente”?
En el artículo -frecuencias de vibración-, existe una aproximación sobre las distintas frecuencias de vibración que existen en el universo y sus niveles de conciencia, el cual invito a su lectura para completar la comprensión del significado de la vibración en “alto”.
Haciendo un recordatorio sobre los distintos niveles de conciencia, aquellos rasgos y emociones que caracterizan a los niveles más inmaduros de conciencia correspondientes a aquellas frecuencias de vibración más bajos son; el castigo y la recompensa, el resentimiento, la envidia, el rencor, la manipulación, la culpa, la vergüenza, etc. En definitiva, aquellos rasgos y emociones etiquetados como negativos.
Los rasgos y emociones que corresponden a los niveles de conciencia intermedios son; la esperanza, el perdón, la aceptación, etc.
Afortunadamente, cada vez son más los seres humanos que están ascendiendo a estos niveles de conciencia, necesarias para poder acceder a las frecuencias de vibración altas.
¿Cuáles son los rasgos y elementos de los niveles de conciencia más elevados y por lo tanto, las frecuencias de vibración más altas? La gratitud, la certeza, la presencia y el amor incondicional. Entendiendo el amor incondicional como la apertura de corazón a la dualidad de todas las personas, eventos o sucesos que ocurren en nuestra vida. Tal y como lo hace una madre con un hijo que, pese a saber que, hace cosas “buenas” y cosas que, no son tan “buenas”, lo ama con todo su ser y su corazón. Al igual que una madre que mueve cielo y tierra por dar lo mejor de sí a sus hijos sin importar si tiene algún rasgo que le disgusta o si hizo algo que no debió hacerlo.
Todos los seres humanos experimentamos en algún momento, rasgos y emociones de los niveles de conciencia inmaduros, o frecuencias de vibración bajas. Sin embargo, es nuestra responsabilidad transformar estas emociones desequilibradas en amor incondicional. Es nuestra responsabilidad integrar aquello que nos hace reaccionar negativamente en nuestro corazón para crecer en comprensión, sabiduría, y en conciencia elevada.
Tal vez hayamos podido decir en algún momento: “yo vibro en amor incondicional y, por lo tanto, vibro alto” para después pasar a juzgar aquellas acciones que no comprendemos simplemente porque no están en nuestra propia escala de valores. Esto, no es vibrar alto.
Vibrar alto requiere una gran responsabilidad de conocimiento y comprensión hacia sí mismo y hacia el ser humano.
Amar incondicionalmente no es decirlo con la boca simplemente. Amar incondicionalmente es un modo de vida, es una expresión del amor en su más alta manifestación. Es una expresión de la certeza amorosa de que todo lo que ocurre en el universo, es perfecto tal y como es, porque conlleva un gran aprendizaje para nosotros como seres humanos, o para un gran número de seres humanos que habitan el planeta.
Amar incondicionalmente es como dice la propia expresión: “amar sin condiciones”; Amar todo tal y como es; no querer que nada ni nadie cambie en su forma, porque todo sirve para nuestro crecimiento más evolutivo, entendiendo que el universo en su magnificencia hará desaparecer todo aquello que ya no sirva o aquello ya no tenga razón de ser porque ha finalizado su misión de crecimiento universal.
Amar incondicionalmente significa agradecer de corazón tanto lo “positivo” que la vida nos regala, como todos los retos o “negativo” que se nos presenta en el camino de nuestra evolución.
Amar incondicionalmente significa asumir el reto que se nos presenta con gratitud, independientemente del tamaño del obstáculo.
Amar incondicionalmente es comprender que el universo envía retos a los seres humanos para su crecimiento y que el reto es directamente proporcional a la sabiduría de cada persona. Por ello, cuando atravesamos una etapa de transformación difícil, es sabio encontrar nuestras habilidades y herramientas para hacerle frente.
Dios es tan sabio que conoce a sus “guerreros” y en su amor infinito, sabe en quien delegar las responsabilidades para el máximo crecimiento universal. Nuestra responsabilidad como componentes del universo, es descubrir nuestro máximo potencial y ponerlo al servicio de la humanidad para la mayor conciencia universal.
Es fácil ser agradecido cuando la vida es “generosa” y “agradable” con nosotros, pero cuando es “tacaña” o “traicionera” es cuando aparece la parte humana, y con ello la dificultad de conectar con el amor incondicional y la gratitud. El reto es agradecer aquello que produce “dolor” y “negatividad”, entenderlo, transformarlo en agradecimiento y tener la certeza de que aquello que percibimos como negativo no es más que una oportunidad para crecer en amor incondicional tanto para nuestra alma, como para un gran número de almas que están abiertas al crecimiento en conciencia.
Entonces, ¿Qué es «vibrar alto»?
– Vibrar alto es integrar dentro de nosotros todo aquello que nos disgusta de las personas y entender que nosotros también lo poseemos, aunque manifestado de otra forma.
– Vibrar alto significa que no hay nada que perdonar, porque el “perdón” lleva a la persona que perdona a ponerse por encima de la persona perdonada. En realidad, no hay nadie por encima ni por debajo de nadie. Cuando se comprende de corazón el comportamiento de otras personas, no existe nada que perdonar.
– Vibrar alto es comprender que todos los seres humanos tenemos distintas responsabilidades en el mundo y nuestro respectivo lugar. Por lo tanto, nadie es más importante que nadie y nadie está por encima ni por debajo.
– Vibrar alto es hacerse cargo de las responsabilidades encomendadas por el universo y llevarlas a cabo de forma amorosa y auténtica.
– Vibrar alto es vivir en gratitud por todo lo que ocurre a nuestro alrededor, y tener la certeza de que todo lo que sucede es para el bien y el crecimiento de la humanidad.
– Vibrar alto es estar presente en los acontecimientos, detectando el equilibrio perfecto existente entre el bien y el mal, el dolor y el placer, lo bueno y lo malo, etc.
– Vibrar alto es amar a aquella persona que te desafió tanto que te obligó a cambiar tu estilo de vida para encontrar otro más ajustado a tus propios valores.
– Vibrar alto es agradecer a ese jefe que te despidió y te cerró las puertas a un lugar que no era el tuyo, para empujarte a seguir creciendo y dar un servicio a la humanidad auténtico y amoroso.
– Vibrar alto es agradecer a esa pareja que te abandonó y te dio la oportunidad de encontrar a otra persona que estaba en tu nivel de conciencia para seguir creciendo en sabiduría.
– Vibrar alto es agradecer a tu cuerpo cuando se comunica en forma de enfermedad por la oportunidad de conectar con tu alma y sanarte desde tu interior.
– Vibrar alto es tener la sabiduría suficiente para entender que hay personas que vienen a este mundo para marcharse con una corta edad y con ello, remover a su entorno para que valoren su vida y se centren en tener una vida inspirada.
– Vibrar alto es tener la capacidad de agradecer al/la abusador/a que un día nos empujó hacia la independencia y a la libertad para ser nosotros mismos.
– Vibrar alto es comprender que la vida nos sacude para que conectemos con la parte divina que habita en nosotros.
– Vibrar alto es integrar que nada se gana o se pierde, sino que todo se transforma.
– Vibrar alto es tener la certeza de que todo lo que ocurre en el universo es para el bien de la humanidad y el crecimiento de la conciencia universal.
Como dijo Jesús de Nazaret: “Ama al prójimo como a ti mismo”. En esta frase queda de manifiesto la importancia de amarse a sí mismo para poder amar al prójimo, ni más ni menos, tal y como somos; tal y como son los demás.
Vivimos en un mundo compuesto de múltiples frecuencias de vibración y sus respectivos niveles de conciencia. Cada persona pertenece a una frecuencia distinta y vive de acuerdo a su nivel de conciencia, según la misión encomendada. Por lo tanto, en nuestro día a día, compartiremos vivencias y experiencias con personas de todas las vibraciones que harán que reaccionemos de una forma positiva o negativa. Estas reacciones no son más que una información de aquello que hayamos o no integrado, tanto si es positivo como si es negativo.
Cuantos más rasgos humanos hayamos integrado y amado, menos reactivos seremos y gozaremos de un buen nivel de conciencia, mientras que cuanto más reactivos seamos, menos rasgos habremos integrado dentro de nosotros y, por consiguiente, menor será el nivel de conciencia.
Esta dinámica es muy interesante y muy útil para ver en qué frecuencia de vibración nos encontramos pues, recordando que todos tenemos los rasgos humanos, las personas nos pueden servir como espejos para ver qué rasgos no hemos integrado dentro de nosotros aún y hacerlo de manera amorosa.
A medida que vayamos amando los rasgos, tanto positivos como negativos, iremos ganando en amor incondicional hacia nosotros y hacia los demás, ganaremos en nivel de conciencia y subiremos la frecuencia de vibración. El resultado de este proceso, hará que “vibremos alto”.
Conclusión: el ser humano vive en una constante oscilación entre las distintas frecuencias altas y bajas. Por consiguiente, hemos venido a este mundo a aprender que todos somos iguales en esencia, que todos los seres humanos estamos trabajando a nuestra forma para crecer en amor incondicional y que todos los rasgos, positivos y negativos, los necesitamos para vivir en este mundo y en esta época en la que nos encontramos.
No es posible vivir en este mundo siempre en vibración alta porque interactuamos constantemente con personas de todos los niveles de conciencia y también utilizamos los rasgos de esas frecuencias.
Cada vez que subimos de frecuencia de vibración, el universo nos pone delante de otro reto más grande acorde al nuevo nivel de conciencia que hemos alcanzado y así, seguir creciendo. Esta dinámica nos llevará a experimentar de nuevo, los rasgos humanos positivos y negativos para hacer frente a este nuevo reto. ¿Cuándo se termina este proceso? Te invito a que te hagas esta reflexión. ¿Acaso se termina alguna vez de aprender y de crecer?
La sabiduría es entender y comprender al ser humano en toda su dualidad y su totalidad para ofrecer el mayor servicio amoroso a la humanidad. Eso podría ser “vibrar alto”.
Conócete, descubre tus verdaderos valores, vive alineado a ellos y ofrece tu mejor servicio amoroso a la humanidad integrando y aprendiendo de los eventos “positivos” y “negativos”.
¡Ahí vibrarás alto!
Sabiduría, amor y alta vibración.
Ana María Jiménez