¡ ME ESTÁN MALTRATANDO !

¿ PORQUÉ ME PASA ESTO… ?

En ocasiones, nos hemos podido sentir maltratados por parejas, jefes, compañeros, amigos, familia, etc. Pero ¿Porque atraemos estas experiencias a nuestra vida?

En este artículo, hablaremos sobre la violencia en su ámbito más amplio. Hablaremos de la violencia que se produce del hombre hacia la mujer, como también la que se genera por parte de la mujer hacia el hombre en cualquiera de los ámbitos, pues está más que demostrado que la mujer también es agresiva, como ser humano que es, aunque en ella se suele percibir con más frecuencia aquella del tipo psicológico.

Si hablamos de “violencia doméstica”, nos estaremos refiriendo a la violencia que se produce en la pareja por parte de una persona hacia la otra en el ámbito doméstico, y surge independientemente del sexo, raza, condición religiosa o status social; lo que está totalmente confirmado a lo largo de los años.

Como hablamos en el artículo “¿Qué es la agresividad?” la agresividad es un rasgo que está al servicio del ser humano, como la docilidad, la paciencia, etc. y como tal, es aconsejable saber utilizarla para nuestro beneficio.

Como vimos en dicho artículo, la agresividad, un rasgo que poseemos todos los seres humanos, nos sirve para defender nuestros derechos, para defender aquello que es más importante para nosotros, nuestros valores más altos.

DIFERENCIA ENTRE –AGRESIVIDAD- Y –VIOLENCIA-

¿Imaginas que secuestran a tus hijos? ¿Imaginas que te roban todo tu dinero y que no dispones de montante suficiente para sobrevivir? Seguramente, aparecerá la agresividad en tu interior de una manera controlada o descontrolada, según el nivel de autoconocimiento y autocontrol del que dispongas.

Esta agresividad te servirá para ponerte en movimiento y tomar las acciones oportunas y necesarias para encontrar a tus hijos secuestrados o recuperar el dinero robado.

La agresividad bien canalizada, es el motor que nos pone en movimiento para defender nuestros valores más altos.

Si hablamos etimológicamente del término “Violencia”, nos referiremos a aquella coacción física o psíquica, ejercida sobre una persona para viciar su voluntad y obligarle a hacer un acto determinado.

Por lo tanto, cuando nos sentimos obligados a hacer algo determinado que no deseamos, ya sea físico, psíquico o sexual, podemos estar experimentando algún episodio de violencia en nuestra vida.

El grado de violencia y agresividad puede variar en función de la percepción de la persona que lo recibe, pues para algunas personas el simple hecho de que le hablen en un tono alto, algo enfadado, lo puede percibir como violencia, mientras que para otras personas, el hablar en tono alto, puede percibirse como algo normal entre su entorno.

SIGNIFICADO ESPIRITUAL DEL –MALTRATO

Existenmuchas teorías en la psicología convencional con respecto a la violencia y al maltrato. Sin embargo, compartiremos un nuevo paradigma más profundo y espiritual, con el objetivo de darle un sentido a éste hecho que se está generando cada vez con más frecuencia en la sociedad actual, independientemente de la edad, sexo y condición económica.

NARRACIÓN

“Imagínate que tienes una hija, a la que quieres y amas con locura. Esa mujer quiere viajar hacia un destino, el cual, tú conoces perfectamente el camino y el trayecto. Pero ella, no pregunta ni  quiere saber tus indicaciones, ni pregunta el camino a recorrer, aun cuando ella sabe que tú conoces el camino al detalle.

 

Comienza a andar hacia su destino, sin preguntar y sin informarse; simplemente camina. Dentro de este recorrido habrá curvas, algunas muy pronunciadas y otras más abiertas, habrá subidas, habrá bajadas, pendientes, etc. Sin embargo, tú sabes perfectamente la forma de llegar al destino más rápido. Sabes dónde puede viajar en coche, en avión, en tren, a pie…; sabes perfectamente las personas que le podrían ayudar en el camino, sabes perfectamente donde puede hacer algunas paradas, dónde están los oasis y dónde están los desiertos. Sabes exactamente dónde está el peligro y dónde puede estar tranquila y en quien puede confiar. Sabes dónde necesitará más energía y dónde necesitará invertir menos energía, pero tu hija, ciega por su fantasía de que todo debe ser  maravilloso y que en la vida sólo debe existir el apoyo y la bondad, no te escucha, no te hace caso, ni menos aún, te pregunta.

Tú, en tu deseo de ayudarle y darle tu mejor servicio porque quieres y amas a tu hija, intentas decirle por dónde tiene que ir de manera más fácil utilizando la diplomacia, hablándole con cariño, dulzura y comprensión, pero no te escucha y no te hace caso.

Ella sigue caminando y andando cegada por su fantasía; sigue tropezando con los mismos obstáculos porque no quiere escucharte. Pero tú, en tu afán de respetar su libre albedrío, sigues observando sus pasos sin interceder.

Miras con paciencia cómo continúa tropezando sin aprender la lección y por eso, comienza a dudar de sí misma, empieza a desconfiar de ella misma, aparecen cada vez más miedos y más dudas, y pregunta a sus allegados sin preguntarte a ti y sin escucharte; aunque sabe perfectamente que tú conoces la respuesta y el camino más corto para llegar a su destino.

Como sabes quienes son sus amigos, hablas con ellos para darle las instrucciones pertinentes, le das señales aprovechando sus amistades, pero ella sigue sin escuchar dichas señales porque no confía, porque el miedo le atenaza cada vez más y empieza a decirse cosas inadecuadas; a culparse por ser quien es.

Tu hija empieza a descalificarse, a insultarse y a tratarse mal a sí misma, porque no confía en ella misma; quiere abandonar el camino o dejarse llevar por la primera persona que le haga sentir segura y confiada. Pone su seguridad en manos de otras personas y de esta manera, podrá encontrar personas que le apoyen o personas que le reten duramente.

Como tú conoces el camino perfectamente, ves a tu hija que se está equivocando, que está entrando en un callejón sin salida, y ves que si continúa por ese camino, tendrá un desenlace nefasto. No hay otra forma de hacerle reaccionar y de llamarle la atención para que rompa su fantasía y aprenda a confiar en sí misma, que ponerle un espejo delante y que vea cómo se trata ella misma.

Colocas enfrente de ella a una persona que no hace más que tratarle cómo se trata a sí misma, a su espejo, a una persona que le dice exactamente las mismas palabras que se dice a sí misma, a una persona que le trata mal para que reaccione de una vez por todas.

Intentas paralizarle en su camino de una forma agresiva, para que tome el camino correcto, porque de otra forma, no haría caso.

Es la única forma de decirle… “¡¡Por ahí, no!!”.

 

Si puede ver esta situación y se da cuenta que estaba siguiendo el camino equivocado, seguramente aprenderá la lección y tomará el camino correcto. Aprenderá que para seguir el camino soñado, puede confiar en ti y seguir tus instrucciones, pero si por el contrario, no aprende la lección, deberás poner delante suyo a otra persona que, con más dureza deba decirle que está tomando un camino erróneo y equivocado.”

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Si hacemos una similitud de nuestra vida al mundo espiritual, podemos decir que tú eres Dios o el Universo, y tu hija, somos nosotros y cada uno de los humanos que vivimos en este planeta.

Dios o el Universo no quiere lo peor para ti, sino todo lo contrario, quiere lo mejor para ti, quiere que conectes con tu genio, tu sabiduría y tu don para que lo compartas con la humanidad. Dios quiere el camino más corto para que consigas lo que deseas: compartir tu luz con los demás.

Él sabe perfectamente el camino que tienes que seguir, la forma en la que tienes que hacer ese camino, las personas en las que puedes confiar, dónde están los oasis y dónde los desiertos…. pero a veces no le escuchamos influenciados bajo nuestra fantasía de que la vida debe ser maravillosa, y que sólo debemos recibir protección y apoyo.

Estamos atados a nuestros miedos y a la desconfianza en lo que sentimos o escuchamos. Tenemos miedo de escuchar a nuestro propio corazón, a nuestra sabiduría, al Universo.

A Dios o al Universo no le queda otra opción que ponernos a una persona delante que nos diga que nos estamos equivocando, que ese no es el camino.

Todos hemos experimentado una situación parecida a lo largo de nuestra vida. Una situación que nos ha “maltratado” lo suficiente como para reaccionar y tomar decisiones drásticas en nuestra vida.

En lugar de adoptar el rol de víctima cuando alguien,  supuestamente nos “maltrata” ¿Qué tal si lo vemos como un reflejo de lo que estamos haciendo con nosotros mismos? ¿Qué tal si empezamos a valorarnos y a emprender el camino hacia nuestra verdadera misión?

 

Cada uno de nosotros sabe cuál es nuestra misión y el verdadero camino hacia nuestro propósito, sólo es necesario escucharse a sí mismo, escuchar a nuestro corazón, escuchar a Dios…

Por eso, cuando vivimos un episodio de violencia en nuestra vida, y escuchamos cosas desagradables como insultos, desagravios, etc., es sabio preguntarse: “¿Dónde me digo a mí mismo eso que me están diciendo?” “¿Dónde me hago yo esto a mí mismo?”. Tu pareja, amigo o jefe, es tu propio espejo y lo que te dice, no es más que el reflejo de cómo te tratas a ti mismo.

Si te repites a ti mismo estas preguntas una y otra vez y tienes la suficiente honestidad y humildad para conectar con tu corazón, obtendrás la respuesta. Verás cómo tú eres quien se está equivocando de camino, cómo no quieres escucharte con veracidad y sensatez, cómo eres tú quien no valora quien eres ni lo que haces…. necesitas a alguien externo que te muestre cómo te tratas a ti mismo y que te ayude a romper tu fantasía para vivir en la realidad y en la verdad.

 

Los roles de víctima y acosador son las dos caras de una misma moneda. Son los dos polos opuestos de un mismo imán.

Vemos que tanto el rol de víctima como el rol de acosador, tienen varios puntos en común: son personas que no se aman a sí mismas, que no confían en su interior, que dejan su valía en manos de los demás, y tienen un terrible miedo a la soledad.

No es sabio lapidar o quemar en la hoguera al acosador y ensalzar o rescatar a la víctima, pues hemos podido ver que ambos están en una dinámica de aprendizaje y, en definitiva, si atraemos a un acosador, nos está mostrando cómo nos tratamos a nosotros mismos.

De la misma manera, haciendo alusión a la ley universal de polaridad, todos los seres humanos hemos sido percibidos alguna vez en nuestra vida como acosadores y otras veces como víctimas.

Esto ocurre cuando defendemos nuestros valores más altos y nos sentimos desafiados, (tal y como vimos en el ejemplo donde secuestraban a los niños o nos robaban el dinero).

Es obvio que nos enfademos cuando sintamos peligro en lo que es más valioso para nosotros, y es obvio que tal vez esa reacción sea etiquetada como “maltrato” en otras personas.

De la misma manera, podemos etiquetar a otras personas como maltratadoras cuando, simplemente, estaban defendiendo lo más valioso para ellos.

A medida que vayamos ganando conciencia y comencemos a tratarnos con respeto, cariño y afecto, veremos cómo nuestro entorno cambia.

La gente que nos rodea nos tratará con afecto; el mismo amor con el que nos tratamos a nosotros mismos.

Desde este punto de vista, la agresividad y la violencia en nuestra vida tiene su utilidad y esa, es nuestra responsabilidad: encontrar el porqué está presente en nuestras vidas y qué nos está comunicando el universo a través de ellas.

No podemos pedir a los demás que nos concedan aquello que no somos capaces de concedernos a nosotros mismos.

El Dr. Demartini dijo una vez a sus hijos a medida que crecían, «Si tienes un acosador en tu vida que te está empujando a algo, es en parte porque no estás guiando o dominando tu propia vida. Tú no estás habilitado en esa área. Una vez que potencias esa zona, el acosador desaparece. Si no tienes el poder, el acosador sólo sigue apareciendo para endurecerte, para
hacerte más fuerte y potenciar esa área. Ese acosador es un héroe porque lo que él ha hecho es ayudarte a tener el poder. »

“El acosador se siente atraído por su opuesto. Ambos se encuentran en una danza de crecimiento. El acosador con el tiempo va ganando en humildad y el acosado se hace fuerte. Ambos requieren los rasgos del otro para hacer que ambos despierten a su integridad. Recuerda, cualquier área que no facultas alguien lo hará por ti y tendrá el poder. Empodérate a ti mismo  y deja que el acosador persiga a otra persona que lo necesite más que tú. — Dr. John Demartini”

Ámate a ti mismo por quien eres y por cómo eres y serás amado por quien eres y por cómo eres.

Amor y claridad.
ANA MARÍA JIMÉNEZ MOLINA

Publicado en: noviembre 21st, 2021 / Categoria: Blog / Tags: , , /