Terminamos la primera parte de este artículo haciendo una alegoría al brillo interior que desprendemos cada uno.
Sin embargo, nuestra parte humana hace que generalmente experimentemos sesgos en nuestra percepción, manifestando distintas emociones que denominamos –negativas-
Hablaremos del resto de emociones que nos impiden ver el amor de manera completa, aquellas que sólo nos permiten ver el lado –negativo- de los eventos, circunstancias y personas.
A continuación, detallaremos emociones que hemos experimentado a lo largo de nuestra vida y daremos instrucciones para neutralizarlas.
4.- Arrepentimiento
Una vez más, esta emoción está enfocada en el pasado. El arrepentimiento es la suposición de que nuestro pasado hubiese sido mejor si hubiésemos hecho o no hecho alguna acción.
En realidad, cuando vemos con detalle todo lo que hemos hecho a lo largo de nuestra vida; podemos ver cómo todo encaja a la perfección en el puzle de nuestra misión porque cualquier circunstancia o desafío que hemos experimentado, nos ha dotado de aprendizajes y habilidades necesarias para cumplir nuestro “llamado”.
Por lo tanto, vivir arrepentido por lo que hemos hecho o dejado de hacer, también nos impide vivir con ligereza y claridad, porque en el universo no hay nada que esté fuera de lugar. Si hubiésemos hecho o no hecho cualquier cosa de la que estemos arrepentidos, no nos ayudaría a ser quienes somos hoy ya que, todo corresponde a un orden divino y todo nos aporta para conseguir nuestros sueños.
Proponemos el siguiente ejercicio para equilibrar esta percepción distorsionada del arrepentimiento:
EJERCICIO PARA EQUILIBRAR LA PERCEPCIÓN DEL ARREPENTIMIENTO
1.- Responder a la siguiente pregunta: “¿Qué es lo que supones que si hubieses hecho o dejado de hacer hubiese hecho “mejor” tu vida?” Tal vez haber estudiado tal cosa, haber aceptado tal trabajo, etc.2.- Responder a estas preguntas: “¿Cómo fue un beneficio para mí hacer o no hacer aquello de lo que me arrepiento?” Tal vez pudimos aprender alguna habilidad que no hubiésemos aprendido si no fuese por ese trabajo, tal vez en aquellos estudios que percibimos que no debimos hacer, adquirimos conocimientos necesarios para continuar el camino en otra dirección. Tal vez en aquel trabajo que no debimos aceptar, conocimos a alguien que luego nos acompañó a lo largo de nuestra vida, etc.
Si tomamos el tiempo para equilibrar nuestra percepción y vemos cómo todo lo que experimentamos nos aporta lo necesario para conseguir nuestros sueños, viviremos de una manera más auténtica y conectada con nuestro corazón y nuestra esencia.
5.- Tristeza / Depresión circunstancial
La tristeza sobreviene cuando tenemos una fantasía irreal de cómo debe ser nuestra vida, y no estamos agradecidos por ella tal y como es.
Cuando esa fantasía es más positiva que negativa y comparamos nuestra vida con esa ilusión, nos sentimos tristes y deprimidos.
Conviene detectar cuál es la fantasía que hemos adquirido y equilibrar esta percepción de tristeza para no llegar a la temida “depresión”.
Para disolver esta tristeza, es conveniente detectar el hecho que provoca ese sentimiento para neutralizarlo con el siguiente ejercicio:
EJERCICIO PARA EQUILIBRAR LA TRISTEZA
Supongamos un ejemplo que nos puede provocar tristeza como puede ser, un despido en el trabajo.
El motivo de la tristeza puede ser la suposición de que íbamos a seguir trabajando en el mismo lugar y en el mismo puesto durante toda la vida hasta la jubilación.
Para equilibrar esa percepción es conveniente responder a la siguiente pregunta:
1.- ¿Cómo el hecho de que se produzca este despido es un beneficio para mí? Probablemente, nos podamos plantear la oportunidad de crear un negocio aprovechando los conocimientos adquiridos. Posiblemente podamos estudiar otras disciplinas que hubiésemos soñado y no lo hicimos por falta de tiempo, ya que estábamos ocupados trabajando. Tal vez tomemos un tiempo para descansar física y mentalmente y volver a ordenar las ideas, algo que percibíamos que no permitíamos.
Quizás decidamos pasar más tiempo con la familia y cuidarla ya que, antes no podíamos dedicarles energía, etc. y así sucesivamente.
Una vez más, es importante conocer nuestros verdaderos valores para equilibrar aquello que nos produce tristeza, y ver cómo esa acción o inacción es un beneficio en nuestros valores más altos.
6.- Intimidación
“Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento” – (Eleanor Roosevelt)
A veces, podemos sentirnos inferiores o intimidados ante determinadas personas. En estos casos, no es tanto lo que otros hacen con nosotros, sino cómo nos sentimos ante estas personas.
Cuando nos sentimos intimidados, quiere decir que subimos al pedestal a alguien por mostrar un determinado rasgo del cual estamos encaprichados.
En muchas ocasiones percibimos rasgos en personas pensando que no lo poseemos. Sentimos una profunda admiración hacia esa persona y lo subimos al pedestal, ahí es cuando nos sentimos intimidados y nos sentimos inferiores. Pero en realidad, todos tenemos todos los rasgos, lo único que nos diferencia es la forma de expresarlos.
En estos casos, conviene aplicar la famosa “ley del espejo”, realizando el siguiente ejercicio:
EJERCICIO PARA EQUILIBRAR LA INTIMIDACIÓN
Para comenzar, conviene detectar el rasgo que admiramos de esa persona y preguntarnos
1.- “¿Dónde yo expreso ese rasgo en mi forma única según mis valores?”
Si nos hacemos esta pregunta, veremos con claridad dónde nosotros también expresamos ese rasgo que admiramos en nosotros mismos y nuestra carga emocional de intimidación descenderá. Seremos capaces de ver a la persona en el mismo nivel que nosotros y podremos tener una relación de igual a igual, sin anteponer a nadie ni minimizarnos a nosotros mismos.
Si hacemos este trabajo, nos veremos a nosotros mismos con más equilibrio y más amor. Nos sentiremos intimidados con menos frecuencia y podremos tener relaciones más equilibradas tanto con nosotros mismos como con las personas que expresen el rasgo que admiramos.
Es aconsejable escuchar el programa de radio “la ley del espejo” para aprender a aplicar dicha ley y ganar en autoestima, amor hacia sí mismo y aprecio por quien somos.
7.- Stress
Según John Demartini, “el estrés es una respuesta de la fisiología humana donde refleja una incapacidad de adaptación a un entorno variable y cambiante. Cuanto más estrés se siente, menos capaz se es de adaptarse a un entorno fluctuante.
Siempre que esperemos que partes de nuestra vida permanezcan igual y luego cambien repentinamente, es probable que nos sintamos abrumados y ansiosos, a menos que estemos preparados para adaptarnos y amoldarnos según sea necesario.
Cada vez que nos sentimos presionados o ansiosos, nuestra mente y cuerpo también trabajan horas extras.”
Es posible experimentar estrés cuando nos mudamos a una nueva ciudad o a otro barrio, comenzar a trabajar en un nuevo empleo, hablar frente a una gran audiencia o estudiar para un examen. No importa lo que estemos haciendo porque sentirnos demasiado tensos o presionados por eventos u otras personas, no nos ayudará a lograr nuestros objetivos.
En definitiva, lo que nos produce estrés es el MIEDO al cambio. Pero, ¿Acaso no vivimos en un mundo y entorno siempre cambiante? El universo está en constante movimiento y cambio. El ser humano forma parte de ese universo, y como tal, todos estamos sometidos a constante movimiento y cambio.
Es sabio trabajar nuestra percepción del miedo al cambio y bajar la intensidad de la carga emocional. De otra manera, nuestra fisiología se comunicará con pequeños síntomas o enfermedades.
Es conveniente realizar el siguiente ejercicio:
EJERCICIO PARA EQUILIBRAR EL ESTRÉS
Detectar el evento concreto que cambiará la vida o una parte de ella y responder a la pregunta:¿Cómo es un beneficio para mis valores más altos realizar este cambio?
Es posible que el cambio consista en un cambio de empleo. ¿Cómo es un beneficio realizar este cambio de empleo en los valores más altos?
Tal vez tengamos una oportunidad de poner en práctica aquello que aprendimos años atrás. Tal vez tengamos la oportunidad de conocer personas más afines a nuestras características personales o ideas. Probablemente el trabajo esté más cerca del domicilio y no haya que invertir tanto tiempo y energía en
los desplazamientos. Etc. y así sucesivamente.
8.- Dolor y pérdida
Muchas personas viven con las ilusiones perceptivas de ganancia y pérdida, mientras que los verdaderos maestros simplemente existen en un mundo de transformación. Lo que entienden estos sabios es que nunca se gana o se pierde nada, sino que saben que todo cambia. Esto incluye personas, relaciones, dinero … lo que sea. No se gana ni se pierde nada a través de la muerte, las rupturas, la bancarrota o cosas por el estilo; cuando las cosas cambian, simplemente adquieren nuevas formas.
Podemos tener la percepción de pérdida de una persona por ejemplo, cuando rompemos con una pareja. Y por supuesto, podemos echarle de menos, pero en realidad, echamos de menos algunos rasgos o acciones que esa persona tenía con nosotros. Por ejemplo, si es una pareja, podemos echar de menos el reírnos con ella pero podemos no extrañar las discusiones con esta persona. Tampoco echaremos de menos su desorden o alguna otra acción que nos molestaba. Por lo tanto, es conveniente hacerse consciente de qué cosas o acciones concretas echamos de menos para poder ver de qué manera ha aparecido en nuestra vida. En este caso, habrá aparecido un amigo o un hermano con el que tengamos esas risas que extrañábamos de esta anterior pareja.
Hay muchas personas que se han criado sin la figura “paterna” o “materna” visiblemente, pero, en realidad, siempre ha existido ese papel. Tal vez un tío, o una tía, o un hermano o hermana, o profesor, o educador, una abuela, etc. ha hecho ese papel de “padre” o “madre” de manera que el rasgo del apoyo y del desafío, correspondiente a la madre, y al padre, ha estado presente. Por lo tanto, no es del todo cierto que esa persona se ha criado sin padre o sin madre, pues ese papel estaba presente, aunque no fuesen sus padres biológicos.
La belleza de cualquier «pérdida» es que crea espacio para algo nuevo. Si todo en la vida fuera permanente, nos aburriríamos con la misma rutina. Es sabio agradecer la transformación que ocurre en todas las áreas de la vida en cada momento de cada día.
9.- Traición
En esencia, nadie te traiciona.
Hay que recordar una vez más que nadie vive fuera de sus propios valores, incluidos nosotros.
Cuando nos sentimos traicionados, es porque hemos tenido expectativas poco realistas de que las personas vivirán fuera de sus propios valores y dentro de los nuestros. En otras palabras, proyectamos nuestros valores en los demás, y cuando se comportan de acuerdo con su propia jerarquía de valores, nos sentimos heridos.
La traición surge de la auto-justificación: mis valores son los correctos, por lo que los demás deben comportarse de acuerdo con ellos. Incluso, aunque veamos conscientemente y entendamos que todos tienen sus propios valores, podemos seguir sintiendo en alguna parte de nuestro ser, que nuestros valores son “mejores” que los de los demás, por ende, los demás deben vivir alineados con nuestros valores que son “los buenos”.
Sin embargo, todos, naturalmente viven de acuerdo con sus propios valores, sin importar el qué.
Imaginemos que valoramos mucho el cuidado físico y nos importa todo aquello que tenga que ver con la nutrición sana, el deporte, la apariencia física, el cuidado y la higiene, etc. y nos ofrecen dos planes: El primer plan que consiste en pasar un fin de semana de fiesta en la calle comiendo comida rápida, sin apenas descansar y bebiendo alcohol constantemente. A primera vista, puede parecer un plan divertido porque lo importante es pasar el rato con los compañeros y amigos.
Por otro lado, nos pueden ofrecer otro plan que consiste en asistir a un retiro de fin de semana en plena naturaleza, con comida sana, cursos de yoga y pilates al aire libre, y asistiendo a talleres de nutrición y cuidado dermatológico con productos naturales. También tendremos oportunidad de conocer personas que
comparten nuestras inquietudes y de las que podemos aprender mucho más de cuidado personal.
¿Qué pasaría si nos ofrecen primero el plan de la fiesta y aceptamos y seguidamente nos ofrecen el plan del retiro? Si nuestros valores únicos están centrados en la salud física, es muy probable que declinemos la primera opción aunque ya hayamos aceptado para poder asistir a la segunda opción.
¿Qué pasaría con nuestros amigos? ¿Qué pensarían si les decimos que no podemos ir porque nos ha surgido un imprevisto? O ¿y si somos sinceros y les decimos que se nos ha presentado otra opción más interesante y alineada con nuestros valores? ¡Se sentirían traicionados! Pero en la realidad, todos buscamos llenar nuestros vacíos mediante las acciones que son los valores. Y, evidentemente, ¡nadie hará nada que no esté en sus valores!
Por eso, es importante entender que nadie vive fuera de su propia jerarquía de valores y prioridades, por lo tanto ¡nadie nos traiciona!
Hemos visto todas las emociones “negativas” que experimentamos todos los seres humanos. Para vivir de manera equilibrada e inspirada, conviene neutralizarlas.
Nuestro deseo es ofrecer información para conseguir la libertad de ser quienes somos y vivir la vida que soñamos.
Todos somos seres perfectos y divinos.
Venimos a expresar nuestro genio oculto mediante nuestros valores.
Las emociones distorsionadas opacan nuestro brillo, y aquí compartimos distintas maneras de pulirlas para llegar a la maravilla que se encuentra en nuestro
corazón.
¡Encuentra tu tesoro divino!
Amor, claridad y gratitud.
Ana María Jiménez Molina